La subvariante BA.2 de la variante Ómicron del covid-19 es ahora la dominante en todo el mundo, al representar casi el 86 por ciento de todos los casos secuenciados, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud.
A esta subvariante –llamada en un principio “sigilosa” por su dificultad para ser rastreada por medio de las pruebas PCR– se le atribuye el reciente aumento de casos de coronavirus en China, así como las infecciones récord en países europeos como Alemania y Reino Unido.
De la misma forma ha generado preocupación por la posibilidad de una nueva ola en Estados Unidos. De hecho, Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de ese país, alertó desde la semana pasada que, aunque no espera un aumento importante, no le sorprendería ver un incremento de los casos debido al creciente dominio de la subvariante BA.2.
A BA.2 se le considera más transmisible que sus ya altamente contagiosas hermanas Ómicron BA.1 y BA.1.1. Incluso se le ha considerado 80 por ciento más contagiosa que la versión de Ómicron que predominó en la más reciente ola de contagios durante el invierno en Estados Unidos. Sin embargo, hasta ahora las pruebas sugieren que no es más probable que cause una enfermedad grave, señala una nota difundida por la agencia Reuters.
Una nota de The New York Times advirtió hace unos días que era posible que BA.2 se incrementara conforme muchos países relajaran sus medidas contra la propagación del covid. Así lo sugería un informe de científicos británicos publicado el 10 de marzo.
Las vacunas anticovid son menos eficaces contra BA.2 que contra variantes anteriores como la alpha o la cepa original de coronavirus, y la protección disminuye con el tiempo. Sin embargo, la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido considera que la protección se recupera con una vacuna de refuerzo, sobre todo para prevenir la hospitalización y la muerte.