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Cámara en las reuniones de trabajo: ¿encendida o apagada?

A dos años de que en México empezáramos a probar de manera regular las reuniones de trabajo por videollamada debido al confinamiento, hoy por hoy seguimos preguntándonos si la cámara en las reuniones de trabajo debe estar apagada o encendida y si esto influye en la manera en cómo nos tratan.

De acuerdo con Gerardo Hernández de El Economista, el 92% de los jefes relaciona una cámara o micrófono apagado durante una reunión virtual con falta de compromiso de los empleados (encuesta de Vyopta).

Gerardo explica que en dicho estudio, los mismos jefes encuestados están consientes de que las cámaras apagadas pueden ser consecuencia de otros factores como que no se les está dando las herramientas necesarias para trabajar o que el exceso de reuniones virtuales disminuye su participación,

Arleth Leal, especialista en Recursos Humanos, menciona también que las empresas deben reconsiderar y organizar mejor el tiempo y los temas que actualmente están ocupando para tener videollamadas de trabajo.

Así que sí bien las cámaras en las reuniones apagadas pueden representar una falta de compromiso por parte del trabajador, también los líderes deben tener en mente que si los empleados deciden mantenerla así es por el agotamiento que el exceso de de reuniones virtuales representa y otros factores como las fallas de conexión a Internet.

¿Debemos encender la cámara en las reuniones de trabajo para demostrar nuestra productividad?
En 2021, cuando el confinamiento por COVID19 continuaba de manera estricta, Samantha Murphy de CNN entrevistó a colaboradores de distintas empresas y áreas sobre cómo manejaban el tema de las reuniones virtuales con cámara encendida. Los datos son reveladores.

Una mujer que trabaja en una organización sin fines de lucro contó que fue aprendida por el departamiento de RRHH de su empresa por no activar su cámara en las juntas de trabajo, aún cuando sabía que era política de la empresa. Lo que no sabían era que ella presentaba cuadros de ansiedad al estar frente a una cámara, ya sea para fotos o video, y las reuniones de trabajo por videollamada no hicieron más que aumentar su trastorno. Al final tuvo que presentar su diágnostico escrito por su terapeuta y aún así, siguen pidiéndole que la encienda en ocasiones.

Varios trabajadores le describieron a Murphy cómo el hecho de dejar la cámara encendida en las reuniones hacía más difícil concentrarse en su trabajo, provocaba sentimientos de frustración por tener que permanecer en un mismo lugar durante largos periodos de tiempo y creaba cierta incomodidad por transmitir su entorno familiar a los demás.

Conclusiones
Los datos demuestran que tanto empresas como empleados tienes razones válidas para defender ambos puntos: cámara encendida y cámara apagada.

Entendemos y respetamos completamente que tener la cámara en las reuniones de trabajo encendida sea necesario, ya sea por políticas de tu empresa o porque tu jefe así lo demande para que la junta sea productiva y se obtengan mejores resultados.

Sin embargo, no podemos dejar de lado la salud mental y emocional de los trabajadores. No hablamos de consentir, sino de respetar y procurar el bienestar de todos en el trabajo.

Probablemente en los cambios que se han venido haciendo en la política laboral y en el cumplimiento de los derechos laborales, se deba anexar un apartado sobre este tema y considerar los padecimientos que las videollamadas generan como nuevas enfermerdades de trabajo; para de esta forma lograr un equilibrio y un mismo margen dentro de todas las empresas de México.

Por el momento, se recomienda que la decisión del estado de tu cámara en las reuniones de trabajo sea negociado con tu líder y equipo, y en caso de ser necesario, con el área de Recursos Humanos.

Recuerda que la comunicación es primordial en cualquier relación humana, expresa tus motivos y argumenta tus decisiones. Se pueden llegar a arreglos donde ambas partes estén satisfechos y cómodos respecto a esta situación.

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