«Cuando me mudé era como estar en tierra de nadie. Mis colegas y solíamos bromear y llamar a esta ciudad, Songberia. Una mezca de Songdo y Siberia».
Así describe James Park, subdirector de Relaciones Externas y Desarrollo del Campus Asia de la Universidad de Utah, sus primeros años en la ciudad surcoreana de Songdo, a 65 kilómetros de la capital Seúl.
«Tenía que tomar un autobús para ir al supermercado, y el más cerca estaba a 25 minutos. Literalmente no había nada alrededor de mi universidad», cuenta.
Si alguna vez te preguntaste cómo serán las ciudades del futuro, una de ellas está construida ya y es Songdo.
Levantada desde cero en una inmensa porción de terreno ganado al mar, Songdo International City está inspirada en Nueva York y en los canales de Venecia, aunque en ellos navegan taxis acuáticos y no góndolas italianas.
Cuando en 2003 empezó a levantarse la isla artificial en la que se asienta la ciudad, las compañías implicadas habían previsto un coste de US$40.000 millones.
El plan maestro fue diseñado por el famoso estudio de arquitectura Kohn Pedersen Fox (KPF).
La estadounidense Gale International, la coreana POSCO E&C y la entidad pública de la ciudad metropolitana de Incheon -a la que Songdo pertenece- se encargaron de la implementación de infraestructura avanzada y el desarrollo en las fases posteriores.
Y aunque se completó en 2015, los primeros moradores empezaron a llegar en 2009.
Su localización en el mapa, dicen los anuncios sobre la ciudad, le permiten acceso a un tercio de la población mundial en un vuelo de máximo 3 horas y media desde el aeropuerto internacional de Incheon.
La ciudad vive de cara al parque central, un inmenso oasis con lagos, colocado estratégicamente en el corazón del proyecto urbanístico desde el principio.
Y junto a él se sitúa la escuela internacional.