«¿Cómo hizo la naturaleza para crear un reloj a partir de neuronas?»
Con esta pregunta como punto de partida, Dean Buonomano, profesor de neurobiología en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), comenzó a investigar cómo nuestro cerebro percibe el concepto del tiempo.
Y varias de sus conclusiones lo llevaron a escribir Your Brain is a Time Machine. The Neuroscience and Physics of Time («Tu cerebro es una máquina del tiempo. La neurociencia y física del tiempo»).
En el libro aborda varias teorías sobre la funcionalidad objetiva de los recuerdos y cómo nuestro cerebro tiene «varios relojes» que cuentan el tiempo.
Es por ello que varias revistas especializadas lo describen como «uno de los primeros neurocientíficos que comienzan a preguntarse cómo el cerebro humano codifica el tiempo».
¿El libre albedrío es una ilusión?
Le hemos dedicado mucho tiempo a pensar y escribir sobre el tema, pero pocas veces se ha tratado de definir.
Así que yo empezaría por ahí: ¿cómo definiría usted el libre albedrío?, ¿qué significa para usted?
Es difícil. Diría que es la capacidad del ser humano de tomar decisiones, pero creo que me quedo corto. Así que le devuelvo la pregunta: ¿tenemos libre albedrío?
Como usted lo acaba de decir, la respuesta a esa pregunta tiene que ver con cómo se elija definir libre albedrío. Yo elijo cuál es la definición de libre albedrío, tengo esa libertad. Es una decisión que toma mi cerebro.
Y de nuevo, una manera de decirlo es que el libre albedrío son las decisiones que toma mi cerebro, que, a la vez, define lo que es libre albedrío. Por eso es algo que va más allá de la ciencia o la física, lo trasciende.
Por qué digo esto, porque de acuerdo con las leyes de la física, el libre albedrío no existe como tal, porque todo debe obedecer a las leyes de la física. Nada puede salir de allí.
Entonces, aquí entra en juego otro elemento: el determinismo.
Y eso nos da dos visiones: la de que el futuro no existe y la de que ya está determinado, ya está previsto.
La primera versión apunta a que el futuro no existe porque aún no hemos tomado las decisiones que nos van a llevar a él, y la segunda a que puede estar ya definido porque no podemos obviar las leyes de la física.
Pero vamos a ponerlo en términos prácticos. Y ahí creo que podemos decir que el futuro no existe, porque es imposible predecir lo que van a hacer las personas o cómo se van a comportar.
Por ejemplo, si le pido que elija un número entre cero y 1.000, es imposible que yo pueda adivinar qué número va a elegir. En esa elección entran un sinnúmero de factores, además de que yo no tengo toda la información necesaria para poder adivinar su elección.
Como ve esto es un sistema caótico, muy difícil de predecir, sin embargo, todavía sigue siendo gobernado por las leyes de la física.
A lo que yo voy es que la gente se siente incómoda con la idea de que nuestras decisiones están limitadas o determinadas por las leyes de la física.
Y aunque no les guste, lo están. Por eso podemos decir que el libre albedrío es una idea, una ilusión.
Pero ¿cómo entra el individuo o el cerebro del individuo que es el centro de su investigación en todo esto?
Bueno, hacia allí iba. Lo que acabo de decir no significa que en la práctica todas las acciones sean predeterminadas.
Lo que yo creo que es importante es abrazar el hecho de que mis decisiones, mi libre albedrío, es consecuencia de la gestión de complicadas redes de información que son o fueron procesadas por mi cerebro.
Y esa información procesada depende de todas las experiencias que he tenido en la vida. Dependerá del lugar donde crecí, de lo que aprendí cuando era chico, de los países que visité, porque todas esas cosas van a moldear mis circuitos neuronales.
Por eso a mí me gusta pensar en el libre albedrío como todo ese proceso que ocurre en mi cerebro.
De acuerdo con esta respuesta, y con varios de sus ensayos y libros, también se podría concluir que el futuro ya existe. Ya está predeterminado.
No. A ver, en esto hay que tener dos puntos de vista que, como usted señala, se desprenden de los puntos que hablamos antes y tienen que ver con la naturaleza del tiempo.
Por un lado, está una visión llamada presentista, que es básicamente que solo el presente es lo real. Y que el pasado fue algo real (cuando ocurrió).
O sea, puedo recordar cosas del pasado y el futuro no está determinado. Esta es una versión casi intuitiva, que casi todos los seres humanos tenemos.
Y además, como no podemos cambiar el pasado, se siente que nuestras decisiones están de alguna manera dándole forma a nuestro futuro.
Ahora, hay otra visión llamada eternalismo o universo en bloque.
En esta visión se señala que todos los momentos del tiempo son iguales, del mismo modo en que todos los puntos en el espacio son reales.
Por ejemplo: Londres y Los Ángeles son dos ciudades reales, que existen. Aunque yo esté parado en un solo punto -Los Ángeles- eso no significa que lo que pasa en Londres deja de ser real.