En 2016, Shneel Malik, una estudiante de doctorado de la Bartlett School of Architecture (Escuela de arquitectura Bartlett), viajó desde Gran Bretaña a la India como parte de un proyecto gubernamental destinado a afrontar retos globales como la contaminación del agua. Allí comprobó que los lugareños dedicados a la producción de joyas y productos textiles usaban agua procedente de ríos y arroyos altamente contaminados con cadmio, plomo y arsénico, y que a su vez agravaban con el uso de sus propios tintes. Ese sería el germen de Indus, un sistema de losetas fácilmente ensamblables que permiten crear muros que purifican el agua que pasa por ellos. La particularidad de este sistema de purificación pasiva es que se basa en un hidrogel de microalgas sostenible y con un bajo coste de producción debido a la utilización de arcilla como componente básico.
Para lograr purificar el agua, se aprovechó una cualidad de las algas marinas: la llamada biorremediación, es decir, su capacidad de devolver un entorno a su estado natural metabolizando o filtrando productos nocivos. Malik decidió aprovechar tanto microalgas como algas marinas para crear sus losetas tras llevar a cabo pruebas de laboratorio y determinar la proporción idónea. Sin embargo, los componentes para la fabricación de las losetas no son el único elemento proveniente de la naturaleza. Además de las algas, mientras llevaban a cabo simulaciones por ordenador, comprobaron que la estructura óptima era muy similar a la de las hojas de una planta, que se caracteriza por la disposición de sus nervaduras, optimizada para la distribución de agua y nutrientes. Así, las losetas finales guardan cierta semejanza con el fósil de una planta prehistórica. Los distintos tipos de nervaduras que incorporan estos “fósiles” sostenibles permiten filtrar diversos tipos de metales pesados.
Otra de las grandes ventajas de las losetas Indus para purificar agua es su modularidad y la posibilidad de instalaras en estructuras existentes: cualquier artesano puede ensamblarlas in situ sin formación en construcción. Una vez que las losetas se han ensamblado verticalmente, los usuarios solo tienen que derramar el agua contaminada desde la parte superior. El agua desciende espontáneamente y se va filtrando hasta llegar a la parte inferior. Si es preciso, debido a que el agua está fuertemente contaminada, se puede repetir el proceso de purificación del agua cuantas veces sea necesario.
Comunidades rurales autosuficientes
Este proyecto tecnológico, que forma parte del Bio-Integrated Design Lab (Laboratorio de diseño biointegrado) de la escuela Bartlett, aún está en proceso de perfeccionamiento. En la actualidad, la durabilidad de estos muros purificadores de agua ronda los dos meses, pero Malik y el resto de su equipo están estudiando formas de mejorar su longevidad e introducir algún sistema de aviso cuando la estructura comience a perder sus cualidades descontaminantes. El objetivo a medio plazo de este proyecto para limpiar el agua es dotar a comunidades rurales de la India de herramientas que les permitan alcanzar la autosuficiencia sin grandes inversiones en infraestructuras. En esta línea, las energías renovables, tales como los paneles fotovoltaicos, también están llamadas a desempeñar un papel importante.
El potencial de las algas como fuente de nutrientes para la alimentación humana, así como sus numerosas aplicaciones en el desarrollo de innovadores materiales o incluso sistemas de generación de energía renovable han ocupado numerosos artículos del I’mnovation-Hub. Y parece que estas aplicaciones están lejos de agotarse.