Las hepatitis virales, fundamentalmente las causadas por los virus B y C, causan más de un millón de muertes al año y afectan a más de 300 millones personas en todo el mundo, según informó la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) con motivo del Día Mundial contra la Hepatitis este jueves.
«Las hepatitis virales constituyen un importante problema para el sistema de salud pública en todo el mundo. Por eso, es necesario vigilar las hepatitis virales por dos razones: la primera, por su transmisibilidad; y la segunda, por la posibilidad de desarrollar otras patologías, como la insuficiencia hepática aguda, hepatitis crónica, cirrosis o cáncer hepático», informó la presidenta de la FEAD, Marta Casado.
No obstante, dice, algunas de estas hepatitis se pueden prevenir (a través de la vacunación), se pueden tratar (como es el caso de la hepatitis B) e, incluso, curar (como en la hepatitis C). De hecho, esta última es la única infección viral crónica que, hasta el momento, es posible su curación gracias al desarrollo de fármacos antivirales eficaces y bien tolerados, lo que abre una puerta a la esperanza a pensar que es posible lograr su eliminación total.
Por todo ello, y por la importancia que supone desde el sector salud seguir trabajando para erradicar esta enfermedad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) designó hace más de diez años el 28 de julio como Día Mundial contra la Hepatitis1, y ha propuesto el ambicioso objetivo de eliminar las hepatitis virales de aquí a 2030.
En concreto, la entidad internacional busca reducir en un 90 por ciento la posibilidad de nuevas infecciones de hepatitis y evitar el 65 por ciento de las muertes que supone cada año el contagio de estas enfermedades. Para ello, la OMS insta a todos los países a conseguir que, al menos, el 90 por ciento de los pacientes con hepatitis B y C sean diagnosticados y, de ellos, el 80 por ciento reciban el tratamiento adecuado.
El lema de este año es ‘Llevando la atención cerca de ti’, y con él la organización mundial pretende mejorar la cobertura de las pruebas diagnósticas, acercando la atención de la hepatitis a todos los centros de Atención Primaria para que los pacientes dispongan de un mejor acceso al tratamiento, independientemente del tipo de hepatitis vírica que puedan tener.