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Hay una razón científica por la que la erupción del Popocatépetl será inevitable

Los investigadores detallan que se debe preparar mejor a las comunidades en riesgo ante una posible erupción

Uno de los volcanes potencialmente más peligrosos del mundo es el Popocatépetl debido a su historial de erupciones y actividad, por lo que los científicos constantemente lo estudian con la intención de buscar alguna respuesta para determinar su siguiente gran explosión.

Desde los patrones hasta el flujo de su magma han sido objeto de estudio, pero en todos casos la conclusión mira a tener poblaciones mejor informadas y alertas de los riesgos que en una nueva explosión puede llevar.

LAS ZONAS QUE ESTARÍAN EN RIESGO SI EL VOLCÁN HICIERA ERUPCIÓN
En estudios publicados por Geo Science World se explicó cómo es la dinámica del Popocatépetl y los riesgos de una inminente explosión.

Un equipo liderado por Israel Ramírez Uribe, ingeniero geólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el vulcanólogo y doctor Claus Siebe, estudiaron el registro de diversas erupciones pasadas del volcán para deducir posibles escenarios de explosiones futuras como sus posibles riesgos.

Para esto, fijaron su atención en el área que denominaron el flujo de lava Nealtican, la cual cubre un área de cerca de 70 kilómetros cuadrados (km2) al este de Popocatépetl y su formación comenzó a darse tras la explosión conocida como Lorenzo Pumice, ocurrida entre los años 350 y 50 a.C.

Estos flujos de lava habrían tenido una viscosidad mucho mayor a la de otros flujos como por ejemplo los volcanes de Hawái que también son altamente activos. En el caso del volcán en México la viscosidad habría permitido que viajara a una velocidad de 1 a 33 metros por día, de forman que le pudo haber tomado 35 años para que se emplazara todo el campo de lava.

Tanto la explosión de Lorenzo Pumice como los flujos de lava Nealtican que se encuentran en el volcán podrían haber significado un gran cambio en los asentamientos prehispánicos de la época, como se puede ver en el asentamiento de Tetimpa, que se encuentra enterrado bajo ceniza y al menos 30 metros de lava.

“Estimamos que la fase efusiva que produjo el campo de flujo de lava Nealtican pudo haber durado 35 años. Esta erupción tuvo un impacto considerable en los asentamientos prehispánicos alrededor del volcán, cuyo éxodo y reubicación de población probablemente contribuyó al surgimiento de importantes ciudades en el centro de México, como Teotihuacán y Cholula”, explica el artículo.

En caso de una explosión similar ocurriera en la actualidad podría causar daños graves a infraestructuras de pueblos existentes en las cercanías de volcán, lo que implica que millones de habitantes tendrían que estar mejor informados como conscientes de los peligros de una potencial erupción.

“Debemos trabajar con las comunidades en riesgo y tratar de explicar los peligros volcánicos y sus efectos no solo desde una perspectiva técnica, sino también considerando los aspectos socioculturales, las creencias religiosas y la cosmovisión de los habitantes”, explicó Ramírez-Uribe en un artículo realizado por EurkAlert, sitio de información manejado por la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS, por sus siglas en inglés).

LA FORMACIÓN DE LAVA Y RECARGA DE MAGMA DEL POPOCATÉPETL
En una segunda investigación realizada por Martín F. Mangler, Chiara María Petrone y Julie Pritulak de la Universidad de Durham, Inglaterra, estudiaron la duración, frecuencia y el momento de la recarga pre-eruptiva en el volcán Popocatépetl.

Esta recarga de magma puede desencadenar erupciones volcánicas en semanas o meses, además de que se busca identificar la duración del llamado cebado, que son los reservorios de magma para erupciones.

En el caso de las erupciones efusivas están precedidas de 9 a 13 años de mayor actividad de recarga, mientras que erupciones explosivas es de 15 a 100 años. Las segundas también registran un mayor número de episodios de recarga individuales que ceban el sistema de plomería.

Respecto a sus resultados, explica que en los últimos 26 años la actividad actual supera las duraciones de cebado de las erupciones efusivas y moderadamente explosivas pasadas y tiene semejanza más a las de las erupciones explosivas más grandes conocidas.

Sin embargo, en 2009 un estudio encontró que solo 0.3 por ciento del magma recién llegado entra en erupción, por lo que la actividad del volcán es en esencia un evento intrusivo que puede estar presurizando su sistema de tuberías y limita el riesgo.

Además, en los últimos 800 años los registros históricos indican que existen varios episodios eruptivos de tipo y duración similares. Por ello, se requieren de mayores análisis para evaluar el tamaño potencial como el estilo de futuras explosiones del volcán Popocatépetl.