La crisis ocasionada por la pandemia puso en evidencia una gran dependencia a una conectividad sólida y confiable alrededor del mundo. La tecnología, el acceso a internet y la apropiación de las herramientas digitales se convirtieron en una necesidad cotidiana como consecuencia de la integración de nuevas dinámicas como el teletrabajo y la educación virtual. Lo anterior ha dado un sentido de urgencia a la agenda de inclusión digital alrededor del mundo.
Es claro que en la actualidad nos enfrentamos a la imperiosa necesidad de garantizar la conectividad en todos los territorios para que las personas tengan acceso y puedan hacer un uso transversal de las herramientas tecnológicas y formar parte de la economía digital. En el caso colombiano, las características y particularidades de su geografía dificultan el despliegue de una cobertura de conectividad en la totalidad del territorio, principalmente en las zonas rurales y de difícil acceso.
El 56,5% de la población de Colombia cuenta con una conexión a internet. Sin embargo, de ese porcentaje tan solo el 23,8% corresponde al área rural dispersa, es decir que el 76% de estos hogares no está conectado. Esto deja a la luz la brecha tan significativa que existe entre los centros urbanos y las zonas rurales del país. Esta segregación en materia de cobertura de las áreas remotas se debe principalmente a los altos costos que implica desplegar soluciones de tecnología e infraestructura terrestre de conectividad como la instalación de cables, radios o torres en medio de selvas y montañas, donde la densidad poblacional disminuye considerablemente.
La ampliación de la conectividad de alto rendimiento en municipios y provincias alejadas del alcance de las redes terrestres existentes debe convertirse entonces en una prioridad para acelerar los procesos de inclusión digital en el país y promover los ecosistemas de emprendimiento incluso fuera de los grandes centros urbanos, lo que a su vez generará un impacto positivo en inclusión social, financiera, educativa y sanitaria de todos los colombianos. Sin duda, es en este contexto que los proveedores de conectividad satelital estamos llamados a contribuir para que las comunidades puedan progresar en sociedades cada vez más digitalizadas.
Durante décadas los servicios de conectividad satelital han proporcionado la masificación y estabilidad de las conexiones, incluso en lugares de difícil acceso con el potencial suficiente para garantizar una cobertura de hasta el 99% de la población de la tierra. La combinación de tecnología e innovación hace realidad la posibilidad de llegar a múltiples puntos lejanos de forma rápida y sencilla desde una sola red, configurándose como una herramienta poderosa para contribuir al cierre de las brechas digitales.
De hecho, con el objetivo de anticiparnos y adaptarnos a las necesidades del mercado, en SES nos estamos preparando para lanzar la primera solución multi-órbita completamente unificada
del mundo, con una red interoperable capaz de adaptarse a las demandas de tráfico en tiempo real. Esta solución contribuirá a acelerar el acceso digital no sólo en Colombia, sino a lo largo y ancho de la región a partir de 2022. Además, está respaldada por nuestro satélite geoestacionario (GEO) más avanzado y versátil, SES-17, y el sistema no geoestacionario (NGSO) más innovador jamás construido y capaz de entregar gigabits a terabits de capacidad, O3b mPOWER.