Tailandia empezó a realizar tests con macacos y espera poder comercializar de aquí a fines de 2021 una vacuna contra el coronavirus, informaron este lunes los responsables del proyecto
Más de un centenar de investigaciones están actualmente en curso en todo el mundo, y ocho de ellas ya están en el nivel de pruebas con humanos, según la Organización mundial de la salud (OMS).
«Esperamos producir una vacuna que será comercializada a un precio más abordable» que en Europa o Estados Unidos, explicó Suchinda Malaivitjitnond, directora del Centro tailandés de investigación sobre los primates.
Tras ensayos positivos sobre ratones, la directora supervisó el sábado inyecciones a un primer grupo de 13 monos.
Su equipo trabaja en colaboración con la Universidad de Pennsylvania en Estados Unidos y se basa en una nueva tecnología, jamás usada para fabricar una vacuna: el ARN mensajero (ARNm) que transporta el código genético del ADN a las células.
Este método tiene como objetivo dar al cuerpo las informaciones genéticas necesarias para desencadenar preventivamente una protección contra el coronavirus.
Una de las vacunas experimentales más avanzadas en el mundo, el de la sociedad estadounidense de biotecnología Moderna, a la que el gobierno de Estados Unidos otorgó 500 millones de dólares, está también desarrollado según esta tecnología.
Si los tests sobre los macacos son positivos, los ensayos sobre humanos podrían empezar en octubre y estar disponibles en «un año y medio» según Kiat Ruxrungtham de la Universidad de Chulalongkorn en Bangkok, asociada el proyecto.
Su deseo es poder ofrecer la tecnología de la vacuna anti-coronavirus a los países pobres de la región, como Camboya, Laos o Birmania.